SANTA MARÍA DE LA ATALAYA: UN POCO DE HISTORIA

Siempre he tenido debilidad por la historia de esta iglesia. Hace ya algunos años que he dejado la historia de Bermeo un poquito de lado por motivos profesionales, pero todavía conservo algunas curiosidades que me gustaría compartirlas:

1) Parece ser que se construyó a principios del siglo XIV, en el lugar que actualmente está el Hospital de Bermeo. Atendiendo a lo que nos ha llegado por las narraciones de los historiadores (Iturriza, Delmas, Henao...) sus dimensiones eran dignas de una catedral gótica (90 metros de largo, 53 de ancho por 27 de altura en su crucero central), 13 altares, 16 panteones... ¡Una auténtica pasada!

2) Los sucesivos incendios de 1504 y 1722 la fueron mermando; además, su débil piedra arenisca y su situación junto a un acantilado no ayudó a su supervivencia. Finalmente, en 1784 se cerró al culto, y tras una encendida polémica en el pueblo (se generaron dos bandos: uno que apoyaba la reconstrucción y otro que abogaba por derruirla) se decidió derrumbarla, y con sus piedras de sillería se construyó la iglesia de Santa María, delante del Udaletxe. El resto de ornamentos, alhajas, vasos sagrados, etc. se trasladaron a la Iglesia de San Eufemia. Bueno, hubo un reparto mayor pero no entraremos en los detalles.

3) La única imagen que tenemos de su grandeza es la que pintó Luis Paret en 1783, y que la podéis ver en el puerto viejo, junto a la Ola. En esta imagen se observa ya lo deteriorada que estaba, pero aún podemos admirar su magnífico rosetón, arbotantes o puerta de acceso.

4) Su interior debió de ser fastuoso, las crónicas nos describen numerosas referencias a objetos traidos de América, vidrieras y pinturas de reconocidos artistas, etc. Ahora bien, las narraciones de los historiadores se detenienen en la capilla de San Pedro, la capilla donde se reunían los arrantzales, debió de ser espectacular por su belleza.

4) La nueva iglesia de Santa María es también una pasada, es sin duda uno de los mayores ejemplos del neoclásico vasco, y sí, también se nos fue un poco la cabeza en su construcción, tanto que no nos llegó el dinero para terminar su segunda torre.

5) Termino con una curiosidad. Los y las que nos criamos en la calle Irakaskintza (junto a la Musika Eskola), nos soliamos lanzar por una especie de tobogán; pues bien, este tobogán era lo único que nos quedaba de aquel magestuoso templo, parte de la escalera de acceso al templo por la calle Andra Mari (por cierto, ya os imagináis porqué se llama así la calle), y realizado con mármol de Carrara. Cuando todo el barrio se remodeló, desapareció. O al menos yo no sé dónde está.



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