LA ERMITA DE KURTZIO: LA IGLESIA DE LOS ARRANTZALES

Siempre me ha llamado la atención esta ermita, su historia, su ubicación, su conexión con el hospital de San Lázaro, y lo pendiente que ha estado siempre de un hilo de ser demolida; pero por suerte sigue ahí, entre nosotras y nosotros, y con unas posibilidades enormes de poder convertirse en un elemento de dinamización sociocultural de ese barrio tan marchoso, y al que tanto aprecio, y de Bermeo en su conjunto.

¿CUÁNDO SE FUNDÓ?
Desconocemos la fecha de su fundación y construcción, pero lo que sí sabemos es que en 1353 ya existía, ya que en ese año se aprobaron las Ordenanzas de la Cofradía de Pescadores, y en su capítulo primero ya se describía cómo tenían que elegirse a los mayordomos de la Cofradía: “Son obligados a junta el día de San Martín de cada año con todos los cofrades en la Yglesia o Hermita de Santa Marina, decir una misa en el altar de la Cruz, nombrar y elegir seis hombres de conciencia y experiencia”. Esta y otras referencias a esta iglesia a lo largo de todo este importante documento, nos hace deducir que la causa que impulsó a los bermeanos a fundar esta ermita está relacionada con su secular dedicación marinera y pescadora. El periodista Juan Delmas ya nos señala en el siglo XIX esta estrecha vinculación entre los pescadores y la ermita, y nos describe con estos términos esta relación: “los pescadores le tienen en grande veneración, como que cuando pasan por su frente y abandonan el puerto vuelven el rostro y la saludan persignándose para pedirle bonanza y recompensa a la zarosa profesión que ejercen”.
Sin duda, la fundación de esta ermita tuvo que estar relacionada también con el Hospital San Lázaro, que se encontraba adosado a ella y donde se atendía tanto a los vecinos de la villa como a los peregrinos que se dirigían a Santiago. Corrobora esta afirmación, la mención en un privilegio de 1345, en el que cita al Hospital de San Lázaro y a su oratorio adjunto. Por tanto, nos encontramos con un Bermeo a mediados del siglo XIV como un interesante elenco de construcciones arquitectónicas de carácter religioso: Santa María de la Atalaya, Santa Eufemia, San Juan de Gaztelugatxe, Almike o Santa María de Albóniga y San Miguel del Puerto.

SU NOMBRE
La primera referencia a esta iglesia aparece con el nombre de Santa Marina, aunque el pueblo le otorgaría también el de Santa Marina > Santa Marina > Santa Maña > Santa Mañe, por su proximidad a las marismas del Artza y, como hemos comentado, por su influencia en la vida de los arrantzales. Este nombre puede ser también atribuido más a un motivo profano que religioso, puesto que no existe en el santoral ninguna santa que responda a ese nombre. También se le atribuye el nombre de Kurtzio o La Cruz, ya que era la escena de la crucifixión la que siempre ha presidido su altar principal, ‘aitxe Kurtziokue’. El nombre de Santa Marina o Santa Mañe quedó reservado para la casa (hospital) de San Lázaro y, por ende, para la zona que está delante del Artza, y el nombre de Kurtzio (La Cruz) para la ermita, que es como de forma exclusiva se le conoce en nuestros días, y que da nombre al barrio. Pero como la historia de la toponimia siempre es muy controvertida, os dejo la entrada que realizan a este respecto Uriarte y Allika en su Toponimia de Bermeo.

ESTILO ARQUITECTÓNICO
Hay muy pocas referencias, pero la estructura fundamental del templo puede estimarse de mediados del siglo XIV, si bien ha sufrido múltiples transformaciones a lo largo de los tiempos. Con posterioridad, en el siglo XV, se levantó una ermita de nueva planta y mayores dimensiones de estilo gótico. En 1706 la ermita se hallaba arruinada aunque seguía abierta al culto y en este estado continuaría en 1722, año de la Visita del obispo Don Pedro de Lepe, quien recomendaba el arreglo de varias ermitas de la localidad, entre ellas la de la Cruz. En 1857 también se hace referencia a esta ermita de la Cruz, describiéndola como deteriorada y con capacidad para unas 250 personas. El edificio que conocemos actualmente procede de una importante intervención que se realizó a principios de siglo XX que le dotó de este estilo ojival característico (neogótico) pero sin cualidades artísticas excepcionales. Destaca el campanario o espadaña artísticamente diseñada con unas pequeñas torretas a cada lado coronadas por agujas al igual que el campanario. En el interior había un pequeño coro a una altura de unos tres metros del suelo. El altar mayor tenía unos tres metros y medio de fondo con un retablo muy parecido al de la iglesia de Santa Eufemia, que era de 1900. En el presbiterio se veneraba la imagen de la Cruz, de tamaño considerable, y a la que se atribuye una antigüedad muy próxima al siglo XIII. Sin duda, esta gran cruz que presidía la nave era el elemento ornamental más destacable.
Las inundaciones de 1983 provocaron un importante daños, alcanzando las aguas unos dos metros de altura y dejando, al retirarse, enfangado el interior del templo. Para la reparación de estos daños, que venían a sumarse al estado de abandono en que se encontraba la iglesia desde hacía unos años, se recibió, a principios de 1984 una ayuda del Gobierno Vasco que permitió iniciar los trabajos de remodelación.

Aprovechando el lamentable estado en el que se encontraba la ermita, se realizaron diferentes catas arqueológicas durante la primavera y verano de 1984. Lo más significativo fue el descubrimiento de diferentes sepulturas con restos óseos del siglo XV y XVI, y diferentes piezas decerámica (‘terra sigillata’) datadas en el siglo II d.C, aunque también otras de época bajomedieval. Así, la ermita de Kurtzio viene a sumarse a la larga lista de santuarios en los que han aparecido restos humanos en la localidad, como son Almike y la ermita del Ángel de la Guarda. Estelas funerarias en el barrio de San Miguel; en los alrededores de San Pelayo; sepulcros de piedra y restos óseos en San Juan de Gaztelugatxe; restos que también han aparecido en la iglesia de Santa Eufemia, en la de San Francisco, o en las cercanías del lugar donde se encontraba la iglesia de Santa María de la Atalaya.
Además, como consecuencia de estas obras que se realizaron en 1984 en la ermita de Kurtzio aparecieron unas interesantes ventanas románicas en el ábside y su parte sur, así como la antigua puerta primitiva, ovalada por fuera y rectangular por dentro, similar al portal de San Juan, único que se conserva de las murallas de la villa, construidas alrededor de 1334, por lo que bien puede servir para datar al edificio.

REMODELACIÓN DE 2014
La ermita desde aquella intervención de 1984 se encontraba en pésimo estado de conservación, por lo que el Obispado de Bilbao con ayuda de la Diputación Foral, realizó unas obras de remodelación del tejado y de su interior. En este contexto, en octubre de 2012 se creó la agrupación Kurtzio Ermita Taldea con el objetivo de asumir el mando e impulsar la restauración del templo y, sobre todo, buscar un uso para esta iglesia que guarda un gran valor histórico y sentimental para muchos bermeotarras.

Como curiosidad os diré que desde 1966, eclesiásticamente pertenece a la jurisdicción de la parroquia de Santa Eufemia. Además, un grupo de simpatizantes de los movimientos religiosos creados alrededor del Palmar de Troya y de la Virgen de Unbe, utilizaron esta ermita a mediados de los los años 70 del pasado siglo para sus particulares devociones, acudiendo a ella todos los viernes.

Fuente: Hay un artículo muy interesante de Manu Muñoz, Ernesto Igartua e Iñaki García: Kurtzio, en el número 4 de la revista Bermeo (1984). También tenéis un artículo muy interesante de Juan Luis Ibarra en la revista Kobie sobre las excavaciones arqueológicas realizadas en 1984 en Kurtzio.

*Por cierto, si alguien tiene fotos del interior de la ermita y del siglo XX me las podéis enviar a esta dirección: (sarren6@gmail.com). Mila esker!

*Si os ha gustado pues ya sabéis a compartir ..., y entre todas y todos difundimos la historia de nuestro Bermeo.
(Tiempo de lectura: 3’56’’)

La ermita y el Hospital de San Lázaro a finales del s. XIX
La ermita sin el hospital adosado

Parage de Santa Mañe a comienzos de s. XX
Excavaciones de 1984 en el interior de la ermita

Cerámicas localizadas en las excavaciones de 1984
Juan Apraiz, Tus Urkidi y Andoni Anagasti, miembros de UETENA  en esa primera cata de 1984. (Foto de Anton Erkoreka)



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