LA CURIOSA GRÚA DE IZARO

Siempre que llego a Izaro me imagino ese pequeño edificio conventual que tuvo que existir junto con un colectivo de franciscanos viviendo en unas condiciones poco afortunadas. Por desgracia, del edificio conventual tan solo nos queda una pequeña fachada en la que se puede apreciar una ventana en la parte central del paño y algunos restos externos más, como la base del pozo para el agua o fragmentos de la calzada y escaleras que llegaban hasta la iglesia. Ahora bien, en su fachada SE y en la parte inferior, nos encontramos en el acantilado con los restos de la escalera de acceso al convento y una curiosa y desapercibida ménsula de piedra con un orificio cuadrado en su parte central, ¿de qué se trata? ¿tenéis curiosidad? Dentro video ...

¿Qué datos documentales tenemos sobre esta escalera?

Como os imagináis las referencias documentales directas en archivos sobre estas escaleras y sobre el convento de Izaro en su conjunto son casi inexistentes; principalmente por dos motivos: la destrucción del convento y su archivo con sus bienes en 1596 tras el ataque corsario y la dispersión de sus bienes en diferentes ubicaciones tras el abandono del convento entre 1713 y 1719. Por tanto, las referencias que nos han llegado proceden de referencias secundarias. La primera descripción nos la da el historiador Francesco Gonzaga que publicó en 1587 su obra De origine Seraphicae Religionis Franciscanae eiusque progressibus. Obra magna sobre la orden franciscana y que en el sexto capítulo describe el edificio y la vida de los franciscanos que vivían en Izaro; y de una manera muy clara se refiere a la escalera calificándola de 'pulcherrima scalae' de 254 peldaños, y que se llevó a cabo gracias a la donación que realizó Isabel I de Castilla, mujer de Fernando V. En otras píldoras sobre la historia de Izaro ya os he descrito la profunda devoción que tuvieron diferentes monarcas a este enclave, ya que les llamaba poderosamente la atención la servidumbre de vida que llevaban los franciscanos en un hábitat tan recóndito como era Izaro. Otros cronistas e historiadores como Larrinaga, Loybe, Ybarra y Bergé o el erudito local Zabala Otzamiz-Tremoya son más explícitos en la descripción de la visita que realizó Isabel I, la Católica, a Izaro el 18 de septiembre de 1483, y de los diferentes obsequios y donaciones que realizó. A este respecto, Ybarra y Bergé es muy exquisito en sus referencias añadiendo que "en el actual representante de las ilustres casas de Mendoza-Arteaga y Arostegui, de Bermeo, Máximo Thomas de Uhagón, comunicó al que escribe que existía la tradición de que la Reina se alojó en 1483 en la Torre de Arostegui, contigua a la iglesia de Santa Eufemia, y que en el archivo de Mendoza-Arteaga hubo un documento acreditativo de haber costeado Isabel, de su peculio particular, la escalinata de piedra con barandilla de hierro, que hemos dicho se construyó en Izaro".


¿Cómo eran las escaleras?

La descripción más clara nos la vuelve a dar el historiador Francesco Gonzaga señalando que el quiera subir a la cima de la isla deberá de ascender a lo largo de una escalera de piedra con 254 peldaños y con barandilla de hierro. Posiblemente al final del trayecto de subida, y después de sortear todos los peldaños, comenzaría una calzada de piedra que llevaría hasta la puerta de la iglesia. Todavía el año pasado pude observar una pequeña parte de esta calzada en las proximidades del convento. La escalera está construida mediante sillares de caliza perfectamente cortados y ensamblados, dando lugar a una preciosa escalera de la que hoy en día poco se reconoce. Por desgracia, lo único que nos queda se localiza en la zona del embarcadero, en el sector SE, y en él se aprecia la parte inferior de arranque de los primeros escalones. Es de esperar que el resto de la construcción ascendiese en forma zigzag salvando la prolongada pendiente ascendente.

¿Posibles restos de una grúa?

Hace unos meses Rober Garay me envío una curiosa foto referida a una pequeña estructura de piedra al final del tramo de escalera, localizada a unos 9 metros de la zona de arranque. Esta estructura contaba con un pequeño orificio cuadrado y horadado en su parte central, y según Erkoreka podría podría haber servido para fijar la cancela de cierre que impediría el paso de foráneos intrusos al convento. Esta era la hipótesis que señalaba este autor en su afamado libro sobre Izaro, pero el destino parece que le dio otro uso. ¿Tenéis curiosidad? Vamos pues con la nueva hipótesis. 

¿Cómo sería esta grua? ¿Qué aspecto tendría?

El año pasado el Ayuntamiento de Mutriku quiso recrear la presencia en diferentes momentos históricos de una grúa en la antigua Lonja Zaharra. Para ello el Departamento de Etnografía de Aranzadi junto con la Fundación Albaola llevaron a cabo este proyecto de construcción de una grúa. Las fotos de esta grúa le dieron varias pistas a Rober que consultó con Javi Castro Montoya, del Departamento de Etnografía de Aranzadi y responsable del proyecto de reconstrucción de la grúa de Mutriku, la posibilidad de que el elemento de piedra localizado en Izaro tuviera alguna relación con algún tipo de construcción similar. La respuesta de Javi Castro fue desde el primer momento positiva, y afirmó que este elemento de piedra se podría corresponder con la sujeción para apoyar algún mástil, actuando a modo de ménsula superior, y efectivamente puede que ese mástil haga de pie o soporte de un brazo para levantar cargas apoyado, a modo de grúa o pescante, parecido al que se ha instalado en el puerto de Mutriku. El mástil no giraría, sino que lo que giraría sería el brazo situado a unos 45º mediante una abrazadera unida por la parte inferior. Por tanto, el elemento de piedra con el orificio cuadrado que tenemos en Izaro sería el soporte superior del mástil de la grúa, la sección es cuadrada ya que el mástil vertical sería cuadrado precisamente para evitar el giro. En la base, habría otra ménsula similar que ha quedado destruida por los maretones. Sin duda, esta grúa fue un elemento fundamental para el izado de los bloques de caliza para la construcción de la escalinata en 1483, y posteriormente, como elemento permanente para carga y descarga o elevar la embarcación utilizada por los frailes y dejarla suspendida en la pared, ya que no había ningún lugar seguro en los alrededores para vararla sin que las mareas la destrozasen. 


Como hipótesis muchas piezas encajan, y al igual que Javi y Rober creo que esa pequeña pieza de piedra nos da la pista esencial para pensar en la existencia de una grúa. Sin duda, esta herramienta sería necesaria en la vida diaria de nuestros frailes conventuales. Por desgracia, no tengo datos documentales que confirmen esta teoría pero la existencia de esta ménsula es un indicio para poder pensar en la existencia de esta grúa. ¿Nos compráis la teoría? Mientras os dejo con una preciosa ilustración que nos ha creado Rober Garay y en la que se aprecia perfectamente el aspecto que tendría este artilugio.

 

Fuentes utilizadas: Erkoreka (1997), Gonzaga (1587), Larrinaga (1952), Uribe (1960), Ybarra y Bergé (1951), Zabala Otzamiz-Tremoya (2000).

Agradecimientos: a Rober Garay por ser generoso al compartir sus descubrimientos y por la preciosa ilustración de la grúa que ha realizado para esta píldora. A Javi Castro por compartir el informe detallado sobre la existencia y reconstrucción de la grúa en Mutriku. A Bingen Urresti por su ayuda con las fotos de la grúa de Mutriku. Las fotos proceden también de la cámara de Rober Garay y de la página web del Ayuntamiento de Mutriku.

Tiempo de lectura: 2' 58''

Tiempo de elaboración de la píldora: unas diez horas.


Restos de la escalera de acceso en Izaro

Restos de la escalera con el elemento de piedra localizado en Izaro

Ménsula de piedra de Izaro

Ménsula de Izaro con el orificio horadado en su parte central

Grúa de Mutriku

Grúa de Mutriku


Ménsula de la grúa de Mutriku similar a la de Izaro







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