EL CASINO: NUESTRO TITANIC PARTICULAR

Si os detenéis delante de la rotonda y miráis de frente la imagen es impactante: a la izquierda nos encontramos con el Batzoki y a la derecha con el edificio del Casino, dos construcciones referentes en la arquitectura vasca y que marcaron parte de nuestra reciente historia. Pero, ¿porqué tenemos en Bermeo un edificio como el Casino? ¿No tenéis curiosidad? ¿Tres minutos? Pues vamos, dentro video...

Un poco de historia

El último tercio del siglo XIX Bermeo no fue ajeno a la importante bipolarización de la vida política que existía entre conservadores y liberales; además, a finales de siglo surge una nueva fuerza política que revuelve aún más el escenario político, el Partido Nacionalista Vasco. En este contexto, en 1860 es cuando surge la Sociedad Bermeana bajo el nombre de 'Círculo Liberal', de talante liberal y conservador y estableciendo su sede en las cercanías del udaletxe. En 1887 fundaron en el seno del Círculo, la Asociación Liberal de Socorros de Bermeo con la finalidad de atender y sufragar los gastos de sus asociados. Siguiendo con esta actividad, en marzo de 1889 se creó la Logia masónica 'Euskaria 250', que la integraban gran parte de la élite intelectual y de posición social acomodada del pueblo: Atrasa, Gorroño, Nardiz, Elorrieta, Arzadun... La creación de esta sede de la Sociedad Bermeana estaba íntimamente unida al proceso de expansión urbana de finales de siglo que iba a mejorar sustancialmente las condiciones de la vida de la localidad: instalación de luz eléctrica, la creación del nuevo cementerio, la construcción del psiquiátrico, y los planes de saneamiento del Artza y la creación del parque (la Lamera).

La construcción del Casino

Ya desde 1887 se empiezan a mover las cosas a nivel municipal con el objetivo de cubrir todas las marismas del Artza, permitiendo ganar terreno al mar y generar una importante zona de jardines y paseos. Recordad, que esta zona del Artza era muy propicia al estancamiento de las aguas en su desembocadura, aguas que rápidamente entraban en putrefacción debido a la gran cantidad de algas y los restos orgánicos procedentes de las casas y los de las numerosas fábricas de pescado que rodeaban su cauce. Sin duda, un gravísimo problema para la salud de la población. De ahí, que la noticia de que el udaletxe iba a construir sobre estas marismas una importante zona de esparcimiento fue muy celebrada entre la población. Aprovechando esta importante obra, la Sociedad Bermeana movió sus fichas para construir un edificio que albergara tanto el domicilio social de la institución como un salón teatro del que carecía Bermeo y que pudiera cubrir las necesidades culturales y de ocio de los vecin@s y de la colonia veraniega, que iba aumentando considerablemente. Y para ello, eligieron el lugar actual, en las marismas del Artza, y así rápidamente la Sociedad presidida por Elías Uriarte, presentó la memoria, presupuesto (cercano a las 150.000 ptas.) y planos del edificio en el Ayuntamiento en febrero de 1887, aunque las obras no comenzaron hasta octubre de 1892.

El edificio de Severino Achucarro (1841-1910)

En otra píldora ya os he comentado, la suerte que tiene Bermeo de contar con una importante nómina de ilustres arquitectos que han participado en la construcción de los principales edificios que tenemos. El Casino no iba a ser menos, así se eligió a uno de los principales arquitectos del momento: el prestigioso Severiano Achucarro. Entre sus obras, destacan la estación de Ferrocarril Bilbao-Santander (1890), Banco de Bilbao (1898) o el Hospital Psiquiátrico de Bermeo (1892). En el Casino original podíamos destacar: la gran vidriera, su compleja cubierta de pizarra con las dos falsas torretas con chapitel, y su interior dividido en tres pisos. Destacando, sin duda, el salón para cine-teatro en el primer piso y el salón principal con una altura de 6,20 m. en su segunda planta; y numerosas estancias destinadas a biblioteca, sala de juegos, etc. La decoración era clásica y elegante con lienzos decorativos de los afamados pintores Ignacio Zuloaga y Pablo Uranga que hacían del salón principal un espacio digno de admirar. Entre los dos autores llevaron a cabo diez lienzos, algunos de ellos de grades dimensiones para la decoración del salón principal: Barcas en el puerto (3,77 x 0,75), Vista del Torrontero (3,74 x 2,55), Vista del Puerto Viejo con la torre de Santa Eufemia (3,76 x 2,50) o Paisaje de mar de San Juan de Gaztelugatxe (3,77 x 0,75). El paso de los años y las intervenciones desafortunadas de algunos intrusos hicieron que el nivel de deterioro de estos lienzos llegase a un punto crítico. Así, en 1965 fueron trasladadas para su restauración al Museo Nacional de Arte Moderno de Madrid. Tras pasar por este proceso de restauración de nuevo se instalaron en las paredes del Salón principal. Para desgracia de todos, con las inundaciones de 1983, con el derrumbe parcial del edificio, desaparecieron gran parte de las mismas. ¡Que pena! Me gustaría también destacar la figura de dos bermeotarras que en diferentes épocas participaron también en los procesos de restauración que se han llevado a cabo en el edificio. Por ejemplo, en 1928 se tuvo que reformar todo el artesonado original del tejado que amenaza ruina, y que se construyó con pino de Holanda. En dicho proceso, fue fundamental el arquitecto Pedro de Ispizua, o la intervención del pintor Benito Barrueta que restauró algunas obras de su amigo Zuloaga. Con todo, el casino se inauguró en 1894, aunque ya anteriormente había sido utilizado su salón principal para las fiestas patronales. Durante la Guerra Civil fue utilizado como hospital militar. Finalmente y como todos sabéis, gran parte de este edificio original, incluidas sus pinturas interiores, desapareció en las inundaciones de 1983. Y con ello, miles de recuerdos sociales del Refugio, Tontórre, Sol, el Santi,  esas rabas de otra galaxia...

Reconstrucción de 1983

Como consecuencia de las lluvias torrenciales que asoló nuestro pueblo, la tarde del 26 de agosto de 1983, el edificio colapsó, desplomándose la zona central de la fachada sur del casino y el forjado del salón principal. Al día siguiente, se derrumbó la zona de la biblioteca y la torreta sur. Por suerte, no hubo desgracias personales pero los daños materiales fueron inmensos. La opción de su reconstrucción se barajó desde un comienzo motivado por dos aspectos: su importancia urbanística y cultural, hay que señalar que desde 1977 era monumento singular histórico-artístico. El proceso no fue sencillo y no estuvo exento de importantes polémicas entre la Sociedad y las instituciones públicas. A este respecto hay que señalar que no se conservaban los planos originales, por lo que gracias a unos planos desarrollados por Joseba Rementeria (acompañado por Urresti y Juan Apraiz) debido a unas obras menores anteriores al derrumbe, se pudo ejecutar de una forma más exacta el futuro proyecto de reconstrucción. Finalmente, en diciembre de 1986 se constituyó la Comisión Gestora que se encargaría de la reconstrucción del edificio, presidida inicialmente por Robustiano Elorrieta. Los arquitectos Pedro y Javier Ispizua se encargaron del proyecto de reconstrucción del edificio. En 1987 se aprobó el proyecto de reconstrucción valorado en unos 300 millones de ptas. La solución de estos arquitectos pretendía la conservación del envolvente exterior del edificio y una remodelación interior de las plantas. Tras más de 20 meses de obras, el nuevo edificio se inauguró el 29 de julio de 1989.

Presidentes del Casino

La nómina de presidentes que ha tenido la Sociedad Bermeana es un fiel reflejo de la conexión existente entre la élite política y empresarial de la villa a lo largo del siglo XX: Pedro Gabilondo Beain (1926-27), Jose María Serrats (1936), Ciriaco Gervasio (1937-52), Francisco Luzarraga (1953-55), Estanislao Garavilla (1953), Gabriel García (1958-59), Pedro Bilbao (1960-61), José Miguel Monasterio (1964), Pedro Gervasio Bilbao (1964-65), Fernando Jaureguizar (1965-67), Juan José Velasco (1968-69), José Garavilla Legarra (1970-71), Genaro Larandogoitia (1972-73), Manuel del Aguila (1974-75), Regina Bilbao (1977-78), Pedro Astorkiza (1979-80), Patxi Bilbao (1980-89), Robustiano Elorrieta (1989-93); o Anton Zugazaga (conserje desde 1953-1989).

'Otzuen etzié'

El férreo reglamento estatutario de la Sociedad (prohibía el acceso a las mujeres no acompañadas, a los jóvenes menores de edad o unas exigentes condiciones económicas para ser socio), unido al distanciamiento socio-económico de la clase obrera que no se veía reflejada en esta elitista institución, hizo que en Bermeo el Casino fuese históricamente considerado como el club de Campo de la Bilbaína (por poner un símil entendible). Esta concepción elitista empezó a cambiar a partir de las reformas estatutarias emprendidas en 1986 y que fueron aprobadas en 1990. 

Este distanciamiento social, lo refleja muy bien el apelativo histórico que recibía el Casino en Bermeo: 'Otzuen Etzié'. En origen este nombre lo recibía la casa privada que se encontraba en los terrenos que la Sociedad Bermeana necesitaba para construir el Casino. En relación con esta última casa, he tenido acceso a una anécdota muy ilustrativa. Los promotores de la construcción del Casino precisaban inexcusablemente de los terrenos que ocupaba este edificio. Los contactos mantenidos al efecto con las dos hermanas de bastante edad que residían allí resultaron totalmente infructuosos. No había manera de llegar a acuerdo alguno para sacarlas del inmueble, a pesar de que incluso, aparte del pago del valor estimado, se les llegara a ofrecer su ingreso definitivo en la Residencia-asilo municipal. El tiempo pasaba, y las dos propietarias no aceptaban ningún tipo de acuerdo. Entonces, el alcalde del momento y presidente de la Sociedad Bermeana, totalmente interesado con la ejecución urgente del proyecto, aprovechó la actuación de unos titiriteros o saltimbanquis para desalojar a estas vecinas del inmueble. Así, el alcalde para conceder el permiso de actuación les impuso como condición, la realización de su espectáculo frente a Otsuen Etxie, tras el cual, y una vez llamada a la puerta en demanda de la oportuna propina, hicieran ademán de introducir a la cabra que los acompañaba para sus actuaciones. De esta forma, una vez terminada la actuación tocaron a la puerta de la casa, y al serles abierta desde su interior, hicieron el amago de introducir a la cabra. Como os podéis imaginar, la situación fue espantosa para las dos ancianas hermanas, que alarmadas salieron de la casa. Este mal rato les hizo terminar en el Asilo municipal, donde llegaron más tarde a un acuerdo para la venta de su propiedad. ¡Qué cosas!

Desde finales del siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI, las instalaciones del Casino, con sus celebraciones en su salón principal o la sala Nestor Basterretxea convertida en sala de exposiciones y en el único cine del pueblo, lo han convertido de nuevo en un elemento referente en nuestra villa; además, la modernización estatuaria de la Sociedad Bermeana ha permitido que se revitalice y que se esté rejuveneciendo la masa social de la misma. Esperamos que las nuevas generaciones sepan aprovechar y darle futuro y vida a este emblemático edificio.

Fuente: Tenéis el libro de Ana Belén Rica Uriondo. Sociedad Bermeana 1893-1993. Os dejo también el enlace al video 1983: Euskadi inundada, donde Jon Elizondo narra el drama que les aconteció a él y a su hermana Miren en el bar Refugio (en los bajos del Casino). 

Esker onak: Como casi siempre a Manu Muñoa, por sus ilimitados conocimientos sobre nuestro pueblo.

Tiempo de lectura: 4' 15''

*Si os ha gustado compartir y difundir, y entre todas y todos hacemos más grande nuestro pequeño paraíso. 

Otsuen Etxie

Otsuen Etxie

Otsuen Etxie y las obras en el Artza para la construón dcciil muelle de la Lamera

Construcción del muelle en las marismas del Artza

Interior del Casino con las pinturas de Zuluaga y Uranga (principios s. XX)

Interior del Casino con las pinturas de Zuluaga y Uranga (principios s. XX)

Verbena en el Salón Principal (1936)

Casino a comienzos del s. XX

Casino a comienzos de s. XX

Casino en 1935, con la entrada original

Casino a principios de los 80, antes de su caída 

Casino en 1989 tras su inauguración

Diferentes imágenes de su derrumbamiento por las inundaciones de 1983.





El pintor Uranga en el Casino

Únicos lienzos de Uranga y Zuloaga que quedan actualmente.

Únicos lienzos de Uranga y Zuloaga que quedan actualmente.

Únicos lienzos de Uranga y Zuloaga que quedan actualmente.

Vista del salón en 1983.

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