LA ELECCIÓN DEL ALCALDE EN EL SIGLO XVI: FORTNITE A LO BERMEOTARRA

Las guerras de bandos o guerras banderizas, también conocidas como luchas de bandos o luchas banderizas, fueron una serie de enfrentamientos que se dieron en el territorio de lo que hoy es el País Vasco a fines de la Edad Media. Estos enfrentamientos tuvieron como protagonistas a los diferentes linajes de la nobleza vasca y cesaron solo con la imposición de la autoridad real de los Reyes Católicos.

Estas luchas enfrentaron sobre todo a la nobleza contra sí misma. Sin duda, esta circunstancia fue lo más representativo de estos enfrentamientos. En él, los diferentes linajes de la nobleza de los territorios de Bizkaia, Gipuzkoa, Álava y Navarra se aglutinaron en torno a dos familias, los Gamboa y los Oñaz, dando origen a los bandos de los Gamboínos y Oñacinos. Estos linajes estaban conformados por una extensa comunidad unida entre sí por lazos de sangre al frente de la cual se situaban los llamados parientes mayores.

Bermeo no fue una excepción, y a lo largo de los siglos XIV y XV los linajes bermeanos se centraron en las siguientes familias: Areilza, Arostegi, Mendoza de Arteaga, (Ar)Ermendurua, Arreskuenaga (Arreskurrenaga), Nardiz, Eskoikiz, Ercilla, Atxoaren, Apioza, Mezeta, Albiz, Asuaga, Acurio, Lozaga, Belendiz, Butron y Muxika, Billela. Y por supuesto, se repartían en los dos bandos, y liderados en su mayor parte por los Arostegi del bando gamboíno, y los Areilza y Apioza del bando oñacino. Ya os imagináis que el motivo que producía estas guerras no era otro que la competencia por el control del gobierno municipal.

Las escaramuzas, luchas y batallas se sucedieron durante los siglos XIV y XV, y sin duda una de las cruentas tuvo lugar en el verano de 1446, cuando Bermeo se convirtió en la isla de Fortnite, debido al enfrentamiento que protagonizaron los dos principales linajes de Bizkaia, los Butrón y los Abendaño. Los linajes bermeanos intervienen en esta batalla campal. Los Arostegi que simpatizan con los gamboínos Abendaño; y los Areilza y Apioza que defienden las espadas de los oñacinos Butrón. Salen victoriosos los Butrón, después de una auténtica escabechina con decenas de muertos, principalmente ahogados en el puerto al intentar escapar nadando; y con la quema de diferentes casas-torre.

LA ELECCIÓN DEL ALCALDE EN BERMEO: UNA LUCHA DE PODER

Un documento extenso (era un pleito) que localicé en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, ejemplifica muy bien esta lucha por el poder. En el mismo, se describe minuciosamente este proceso de selección. Anualmente, los cargos del concejo eran renovados. El alcalde, fieles, regidores y el escribano se juntaban para realizar la votación el día de San Juan Evangelista (27 de diciembre) en la casa del concejo de la villa. Después de realizar el juramento de que no harían la elección bajo ningún tipo de presión, elegían a cuatro personas entre los más honrados, hábiles y suficientes que había en la villa, posteriormente apuntaban sus nombres en unos papeles y los depositaban en un recipiente, a continuación una mano inocente sacaba una de las papeletas.

Después elegían a dos personas en el cargo de fieles, a seis como regidores y a cinco jurados, siempre teniendo en cuenta que estos hombres fueran de los más hábiles y honrados que hubiese en la villa. Entre los escribanos del número de la villa se escogía a uno para que fuera escribano del concejo, finalmente se seleccionaban a dos personas como mayordomos, uno destinado a la iglesia de Santa María de la Atalaya y otro a la de Santa Eufemia. Esta ordenanza municipal no evitó que se siguieran originando problemas en la elección de cargos del consistorio, para solucionar estas reiteradas disputas el corregidor del Señorío, Diego de Bargas, vino a Bermeo en 1524. El corregidor obligó a realizar la elección de una forma muy detallada, lo que da una idea del grado al que habían llegado las presiones de los poderosos linajes.

Así, se determinó que la elección había de hacerse en la casa del concejo pero con la puerta cerrada, los cuatro nombres elegidos se depositan también en un recipiente pero se especifica que sea el escribano del concejo el que revuelva las papeletas, y solo entonces una mano inocente realiza la extracción. La primera papeleta sacada será la del nuevo alcalde, la segunda la del teniente alcalde y regidor y las dos que restan darán lugar a los fieles. Posteriormente se eligen cuatro hombres como regidores. Todos tenían una duración anual. Pero todo esto no fue suficiente y en 1527, surgió de nuevo la polémica cuando Juan González de Muxica, pariente mayor, quiso acceder a la alcaldía y aunque la normativa municipal se lo impedía, consiguió el respaldo de varios oficiales del concejo. El alcalde de Bermeo, Martín Ruiz de Apioza, se dirigió al nuevo corregidor del Señorío para informarle de las desavenencias. El corregidor remitió un mandamiento al concejo de Bermeo, exponiendo una serie de argumentos por los que prohibió elegir a un pariente mayor para desempeñar cargo público, ya que originaría numerosos problemas. Este litigio concluye con la sentencia del Juez Mayor de Vizcaya que resolvió en contra de los intereses de Juan González de Muxica. 

¡Vaya tela! Ya veis cómo siguen las presiones y cómo tiene que intervenir la principal figura real del territorio, el corregidor. Así, a través de este pleito sabemos que las dos facciones de parientes mayores (nobles) enfrentados en la villa eran: por un lado los Muxica, Zallo, Belendiz, Burgoa..; y por otra: los Apioza, Arteaga, Libano, Areilza… En resumen, a través de este litigio vemos una doble y contradictoria vertiente: por una parte, la prohibición de acceder a los parientes mayores a cualquier cargo público; por otra, la presión y el miedo que esta oligarquía local ejercía sobre la población.

Fuente: Sin duda la Historia de Bermeo de Zabala Otzamiz-Tremoya.

*Si os ha gustado pues ya sabéis a compartir ..., y entre todas y todos seguimos difundiendo el rico patrimonio de nuestro Bermeo.

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En la foto podéis ver una de las bolsas de origen medieval utilizadas para introducir las papeletas para la elección de cargos del concejo.