LAS DESCONOCIDAS TALLAS ENTERRADAS DE SANTA EUFEMIA

Hoy os traigo una píldora cargada de misterio y centrada en el hallazgo de dos preciosas tallas de finales de la Edad Media durante la excavación de urgencia realizada a raíz de las obras que sufrió la iglesia de Santa Eufemia a comienzos de este siglo XXI. Además, esta entrada la firmo junto con Jesús Muñíz Petralanda, un auténtico referente en el estudio de la  escultura gótica. ¿Tienes curiosidad? ¿Dispones de tres minutos? Dentro video...

El origen de las tallas
Como muchas de las obras que se actualmente se conservan en Santa Eufemia y Santa María, las protagonistas de nuestra píldora de hoy procedían seguramente de de la iglesia de Santa María de la Atalaya. Ya os he explicado en otra píldora que el proceso de ruina de la que debió de ser sin duda la más espectacular iglesia de Bizkaia y el consiguiente traslado de sus obras de carácter mueble a la iglesia de Eufemia no se hizo de una manera ejemplar, y, por desgracia, numerosas piezas y elementos ornamentales desaparecieron sin dejar rastro. Tenemos ejemplos muy variados, como por ejemplo el sepulcro del único Señor de Vizcaya que recibió sepultura en sus “dominios” vizcaínos, el de don Nuño de Lara, fallecido a mediados del siglo XIV, cuando apenas contaba con 3 años. El padre Henao que visitó la iglesia a mediados del siglo XVII ya nos describió esta preciosa sepultura.
Otro ejemplo nos lo encontramos en la que sería una de las más espléndidas piezas de la orfebrería en Bizkaia. Nos referimos a un Calvario compuesto por las imagenes de Cristo Crucificado entre la Virgen y San Juan realizado en plata sobredorada con un peso de cien libras que se encontraba en la capilla dedicada a San Pedro, contigua a la capilla mayor por el lado de la Epístola (a la derecha del altar mayor). Esta obra salía en procesión el día del Corpus, y debió de tener una gran tamaño pues a pesar de ser hueca eran precisos doce hombres para llevarla, según declaraba Henao. Basándonos en su lacónica descripción, nos aventuraríamos a considerarla como obra gótica realizada hacia los siglos XIV o XV. Y para finalizar con estos tesoros perdidos nos referiremos a la hermosa talla de Andra Mari que publicó el Padre Lizarralde en 1934 y que consideramos podría datarse a partir de mediados del siglo XIV. Considerando su disposición (representaba a una Virgen de pie con el Niño apoyado en la cadera izquierda) es probable que se tratará de la talla situada en el parteluz de la portada lateral orientada hacia la villa, que se levantaba al final de la calle Andra Mari. Este acceso fue reproducido por el pintor Luis Paret y Alcázar en su célebre Vista del Puerto de Bermeo, hoy en la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Descripción de las tallas

Las dos tallas tardogóticas de las que hoy tratamos representan a una Piedad y lo que se interpretó como la figura de una Ángel, de acuerdo al breve texto de la memoria de la excavación incluido en la revista  Arkeoikuska 2003 redactado por la arqueóloga Sonia Aníbarro Sánchez, directora de aquella intervención.

Ambas esculturas se localizaron enterradas bajo el pavimento de la capilla de Santa Bárbara, la primera de ella junto a las escaleras de acceso a la sacristía. Desconocemos con certeza en qué momento se procedió al “entierro” de estas preciosa obras en este lugar. Como ya dijimos en su día, llegarían a Santa Eufemia alrededor de 1793 al mismo tiempo que se trasladaron diversas piezas de mobiliario y los restos de las 140 sepulturas de Santa María de la Atalaya. Probablemente sirvieron al culto en su nueva ubicación hasta 1882, momento en el que con ocasión de la instalación de un nuevo pavimento de madera en Santa Eufemia se depositarían bajo este, siguiendo la costumbre habitual de dar “cristiana” sepultura a las imágenes religiosas, tal y como se acredita en muchos casos por las disposiciones de los visitadores episcopales.

Piedad

Este tema, que carece de fuentes bíblicas, fue muy popular durante la Baja Edad Media y parece que surgió en el contexto de la devoción particular de algunas comunidades religiosas de monjas en la zona de Alemania. Conocido también como la Quinta Angustia, representa a la Virgen sosteniendo el cadáver de Jesús, tras ser descendido de la Cruz donde fue sacrificado.

María se encuentra sentada, reteniendo el cuerpo de su Hijo, que se apoya ya sin vida sobre sus rodillas, atravesando el grupo escultórico en diagonal y trazando un arco, del mismo modo en que lo vemos en otras imágenes de este momento y estilo en diversas iglesias de Bizkaia (Muskiz, Arakaldo, Murueta -Orozko-). La imagen muestra los característicos pliegues duros y quebrados del estilo final del gótico. Teniendo en cuenta su iconografía, es muy probable que se trate de la talla principal del retablo que Zabal denominaba “de las Angustias”, ubicado en la segunda capilla del lado sur o de la Epístola, contando desde la capilla mayor.


La imagen del Ángel

La otra escultura, identificada como la de un ángel, nos muestra la figura de un joven personaje, tocado con larga cabellera que reposa sobre su nuca, y revestido con un ampuloso manto que envuelve su cintura. Por su gesto, parece dispuesto a arrodillarse, lo que, unido a la disposición de su brazo derecho, flexionado y adelantado, nos sugiere que pudiera tratarse de una imagen del Arcángel San Gabriel trasladando a la Virgen el Anuncio de que había sido elegida para concebir al Salvador, es decir que sería parte de una escena de la Anunciación. El estilo no parece diferir en líneas generales del de la Piedad, aunque el deterioro de ambas figuras no nos permite confirmar si se tratan de dos obras del mismo artista. Si nuestra identificación iconográfica es correcta, ambas podrían ser parte del mismo retablo, dada su advocación mariana, aunque nos parece más sugerente otra posibilidad: al tratarse de parte de un grupo escultórico de la Anunciación del Arcángel Gabriel a María, se ajustaría perfectamente a la advocación de otro altar del templo, el de la Concepción, que según Zabala se situaba entre las capillas de San Juan y de la Vera Cruz, en el lado norte de la girola.


Estado de conservación

El mencionado informe arqueológico que se realizó tras las últimas obras en Santa Eufemia, alude al lamentable estado de conservación que presentaban ambas tallas. Sabemos perfectamente dónde se encuentran, pero dado que se encontraron amalgamadas con el sustrato arqueológico en el que aparecieron, su extracción se consideró muy comprometida en el marco de una intervención de urgencia que no disponía de presupuesto para llevarla a cabo, de modo que únicamente se realizaron diferentes labores para garantizar su preservación, pensando en una futura ocasión para recuperarlas. 

Dado que son dos excelentes tallas del tardogótico, procedentes de la icónica Santa María de la Atalaya, hemos realizado alguna que otra consulta previa y trabajamos en el cálculo de un presupuesto estimado, considerando que su proceso de recuperación no sólo está más que justificado, sino que es técnicamente viable sin necesidad de grandes inversiones. Nos disponemos por consiguiente a preparar un proyecto en este sentido que esperamos cuente con el respaldo de las instituciones correspondientes. De esta forma iniciamos una serie de pasos que nos conduzcan a una mejor conocimiento del patrimonio de la antigua Iglesia mayor de Santa María de la Atalaya y sus sucesivas reubicaciones en Santa Eufemia o la nueva Iglesia de Santa María levantada en la plaza, cuestión bastante confusa que esperamos ir aclarando progresivamente con esta y otras iniciativas en un próximo futuro.

Fuentes utilizadas para esta píldoraLizarralde, 1934, Zabala 1964, Arkeikuska 2003, Muñiz Petralanda 2023.

Agradecimientos: a todas y todos los que entienden que la difusión del patrimonio e historia de un pueblo también se puede realizar de esta manera. Siempre con humildad y respetando cuando es necesario las básicas leyes científicas del respeto a la fuente bibliográfica.

Tiempo de lectura: 2' 11'' / Tiempo de elaboración de la píldora: unas 2 horas de investigación y redacción.

*Si os ha gustado compartir y difundir, y entre todas y todos hacemos más grande nuestro pequeño paraíso



Ángel de la Guarda

Piedad


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