XIXILI, ESA GRAN DESCONOCIDA

Si hay algún monumento en Bermeo que siempre me ha maravillado ha sido Xixili.
A lo largo de la costa atlántica de Europa, hay diferentes sirenas a la entrada de los puertos, recordando su presencia. A muchos enseguida nos viene a la memoria la conocida Langelinie de Copenhague; pero no muy lejos de nosotros está sin duda la más bella, nuestra lamina, Xixili.

La estatua está situada en el último dique que se ha construido en el puerto, llamado Lamerapunte, y que está debajo del caserío y lugar denominado Lamiaran, lugar muy relacionado con uno de los lugares temidos por los arrantzales de Bermeo cuando pasaban frente al mismo.

La historia de poner esta estatua surge de la preciosa locura de cuatro personas: De la Torre (arquitecto), Jesús Axpe (médico), Pedro Etxebarria (químico), Barón de Oña (jefe de puertos) e Iñaki Markaida (fotógrafo) que se plantearon la posibilidad de perpetuar las leyendas de laminak de Lamiaran mediante la colocación de una escultura que representara a este personaje de la mitología vasca.

Para su construcción dos instituciones aportaron dinero: la Junta de Obras del Puerto y la Cofradía de Pescadores de Bermeo; y se encargó la obra al escultor getxotarra José Luis Butron. Este escultor quería que la figura tuviera una cara local, así que cogió como modelo a la bermeotarra Begoña Iraundegi Astorkiza (dato interesante, ¿verdad?); y diseñó la escultura con tronco, brazos y cabeza de mujer y el resto de pez con pies de pato. Una de sus manos señala a la mar, que es de donde viene; y en la otra mano tenía un precioso peine de acero inoxidable, que al de un mes de inaugurarse la escultura, ¡desapareció!.

Estas tres características (cara reconocible, cuerpo de mujer y pies palmeados) las decidieron para diferenciarla de otras sirenas y para que constituyera una mezcla entre las laminak de tierra adentro (con pies palmeados) y las que vivían a orillas del mar (mitad pez-mitad mujer).

En 1980, terminada la escultura, se colocó sobre un pedestal que representa tres cabezas de sendos pescadores con la boca muy abierta, ahogándose en la mar, en recuerdo de la leyenda que suponía que las laminak de Lamiaran bajaban a las rocas de Lamerapunte, atraían, enamorándolos, a los pescadores que salían o volvían de faenar y, cuando les tenían en sus brazos, les llevaban a Ogoño y allí les ahogaban (lamiñek bajatu itsosoko albora, enamora mariñeruek, eta eurek artu, eruen Ogoño aspire eta bertan il).

Como curiosidad os diré que a pocos años de terminada la dictadura, varios bermeotarras (el arquitecto Pagaza, el pintor Laspiur, Mirelur Anasagasti e Iñaki Markaida) propusieron utilizar la figura de la lamina también como protagonista principal de los Andramaris, y para ello recurrieron –como ya os imagináis todas y todos-, a Xixili. De esta forma, en los Andra Maris de 1979, siendo alcalde Elu Bilbao, se sacó por primera vez a Xixili como mascota de nuestras fiestas.

(Os dejo unas imagenes poco conocidas en las que aparece Xixili en el taller del escultor o cuando fue instalada en el muelle. Las fotos y parte del texto las he cogido ‘prestadas’ del interesante libro: Etnografía de Bermeo. Leyendas, cuentos y supersticiones de Anton Erkoreka y del blog Urdailife).







***Si os ha gustado esta historia os pediría que la compartieseis, así entre todas y todos difundimos la historia de nuestro Bermeo.


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